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Ser madre duele.

Así de rotundo. Así de real. Así, sin esperarlo. Se madre duele y mucho.

Hace poco menos de tres meses que me he estrenado en la profesión de madre, por lo que soy una primeriza de libro. Una de esas que prohíbe a todo el mundo (incluida a su familia) que bese al niño en el perímetro que va de la nariz al mentón. De esas a las que le pone de los nervios que toquen al niño con las manos sucias que vienen de tocar o estar sabe mister potato el qué. De esas que por ser una anti tabaco, me pongo de muy mala virgen cuando el humo roza la capota del carro y que saca el cuchillo si alguien que acaba de fumar se le pasa por la cabeza, rozar la piel del niño con las manos sin haberlas lavado antes. Si, lo reconozco, soy una antisocial para según qué; incluso se me puede tildar de psicópata… pero es que por mi hijo ma-to.

Pero no es éste dolor de madre histérica al que me refiero cuando digo que ser madre duele, no… no. Es que ahora que lo soy me pregunto: ¡¿por qué coñ* nadie te cuenta la verdad!? Por qué todo el mundo se preocupa de decirte: duerme, duerme todo lo que puedas ahora que después… También, nada, 9 meses para subirlo y nueve meses para bajarlo (refiriéndose al peso) O, agárrate que con esto me pongo cachonda, dar el pecho es super bonito verás como lo disfrutas. Mentiiiiiiira.

Ser madre es bonito, si. Pero no siempre, no desde el principio. Cabe decir que aquí cuento mi experiencia personal, que quizá cualquier parecido con la realidad es pura ficción para otras mujeres; que las madres flower power no reconocerán jamás la verdad de mis palabras, pero bueno, este es mi espacio y cuento lo que me da la gana: Mi vida real.

Rompí aguas en casa. Un jueves, justo tras despedir con un beso al gran hombre y vestirme para ir a clases de preparto (que ahora lo pienso y me parto con lo que en ellas se enseña!). Me pilló desprevenida. Cuando noté lo que me pasaba busqué en san Google que es lo que podía ser, si ya había llegado el momento. Y si, había llegado. Tardé media hora en llamar a mi hermana (ella es una veterana de guerra, me llevaba dos hijas de ventaja). Se puso más nerviosa ella que yo. Llamé al gran hombre, por poco le crece el pelo (obviamente es calvo…). Hice nuestras maletas y nos fuimos para el hospital. Aquí empezó la fiesta.

Ingreso, cintos, consejos, llamadas, whatsapps… Entré un jueves y a partir de ahí, dejé de tener consciencia sobre el tiempo. A día de hoy casi tres meses después, me sigue pasando. Ya nada importa igual que antes.

«Mela, vamos a empezar por chutarte prostaglandina para provocarte contracciones y ver si Simonsito quiere salir». Empieza el Rock&Roll. Jamás en mi vida he sufrido tanto dolor como esa noche. Las contracciones venían y se me ponían los ojos en blanco; tenía que llorar para no perder la consciencia. Al día siguiente le tocó a la oxitocina que aún que se lleva la mala fama, es la amiga parva de la prostaglandina. Cuando tu umbral del dolor ha sido tocado, cualquier cosa que esté por debajo es un paseo. Le siguió la epidural (esta fue la vecina parva) y tras muchírrrrrmas horas ingresada, llegó Simón: eran las 2:45h del sábado 15 de julio de 2017. El parto me lo salto, fue tan bonito que sólo faltó un poco de incienso y un par de velas para hacerlo de película y no quiero levantar ampollas de envidia antes de tiempo.

Llega el momento en el que te ponen a esa personita encima, piel con piel. De forma natural busca el pecho y zas!, da en la diana… Ya me olvidé del dolor de la oxitocina, la prostaglandina y de la pérdida del sentido. Llegamos a casa. Ese instante en que te das de bruces con la realidad: ¡tía, te has quedado sola!

La hora de la lactancia (obviamente materna) deja de ser tan bonito porque empiezas a tener los pezones en carne viva; porque sólo pensar en que llega la hora de la toma arqueas la espalda escondiendo el pecho; porque aunque la naturaleza te ha dado el don de poder alimentar a tu bebe por ti sola, se te caen las lágrimas al simple roce de sus labios con tu pezón. ¡La lactancia materna es una mierda! Y lo es porque duele a morir, porque no te preparan psicológicamente para ello, porque nadie te dice la verdad de lo que ello supone y no me refiero a si das 6 u 800 tomas al día; hablo del dolor que provoca. 

Todas te dicen: «tranquila, ya verás como en 15 días / 1 mes ya no te enteras». ¡¡Tardé 2 meses!! 60 días en los que estuve a punto de tirar la toalla más veces de las que me gustaría reconocer. Llorando; paseando con las chuchas al aire por toda la casa, sin soportar el mínimo roce. La lactancia materna muchas veces se abandona por el dolor que provoca: insoportable, insufrible, incomparable a ningún otro dolor que puedas sufrir.

Las mañanas que me desperté por un dolor tan intenso que me partía en dos y no entendía por qué. Como si un camión me pasara por encima. Lo comento con veteranas y : «Ah, nada, tranquila, es normal cuando das el pecho, es que el útero vuelve a su sitio de forma más rápida«. ¡¿Coñ*, de verdad que a la matrona se le olvidó comentarlo en las 7 clases de preparto a las que fui!?.

Reconozco que una vez que pasa, se te olvida. Pero de verdad, ¡¿tan difícil es decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad sobre el posparto!? Futuras mamás, olvidaros del estado premamá,  ni del parto, no es importante. Lo que de verdad importa y te va a marcar como persona, como mujer, como madre, será el posparto…

Fin de Ser madre duele. Parte I.

13 comentarios en “Ser madre duele.”

  1. Un 10 con lo que dices 5 dias justo despues de ti el 20 de julio nacio mi tesoro Xavi de una manera parecida a la tuya pero un poco mas complicada…pero lo de la lactancia 100% contigo….yo lo que me obligarona darle bibe de suplemento por temas de perdidas de peso pero si ese dolor de oezon en el que el minimo roce duele y las grietas que cada vez que chupadaba se estremecia el cuerpo y a eso añado la puta episotomia,que en mi caso ,no quedo mas cojones que hacermela ya que mi parto tuvo que ser con instrumental…sentarme era una odisea…seguire atenta a este blog? esta interesante

    1. No sabía que habías sido mama, ¡¡mi enhorabuena!! Yo también tuve episotomia, pero ni me enteré; ni cuando la hicieron ni en casa… Me alegro que te guste, alguien tenía que contar la verdad de una vez 😉

  2. Muy buen artículo. Pura verdad. Mentira la lactancia materna, tengo tres hijos sanisimos con 15 de lactancia únicamente. Sigue escribiendo, vale la pena leerte.

  3. Mela eres un crak escribiendo tu historia y sabes que estoy totalmente de acuerdo contigo,.
    Pero yo sinceramente tiré la toalla,el dolor de el pecho es insoportable,no quieres que nadie te toque,el minimo roce ,horrible
    Yo me preguntaba como hacian las otras madres,pero sabés qué!!!!,Mis dos amores estan sanos y fuertes a base de bibe y no me arrepiento…un besiño Mela y Felicidades,tienes un hijo precioso ????

  4. Muy bueno el artículo Mela, tienes mucha razón en lo que dices, en mi caso algunas cosas son distintas, pero en general comparto todo lo que dices.

  5. Bienvenida al club Mela, qué pena que no saliera este tema en nuestras cenas, te hubieses enterado de más cosas, pero tranquila, aún puede doler más, es decir, Enzo tiene año y medio y sigue tomando lactancia materna exclusiva por una intolerancia a la caseina ( proteína de la leche). Ese dolor en los pezones se repite (me refiero a morder una toalla mientras el acerca su boca para mamar,durante el primer minuto, es horrible ). Se repite cuando tienes una bajada de defensas por un antibiótico, cuando está con los dientes ( las babas ácidas estropean su boquita y la piel de tu pezon) o cuando, tras los primeros dientes, te muerde y tu reacción es retirar el pezon. No a todo el mundo le duele la lactancia, pero como tú dices no está de más contarlo.
    Aún te quedan cosas por descubrir del posparto ( perdidas de orina tras un esfuerzo, relaciónes sexuales que ya no son lo que eran o dolorosas, tampax que se caen …etc). No quiere decir que siempre pase esto ni a todos, pero para que se sepa y ya que lo estás relatando ahí te dejo este comentario
    Felicidades por Simón, disfruta cada día al máximo

    1. ¡Gracias por contarlo! Ser madre es de lo mejor que podemos hacer las mujeres, pero está tan mitificado que cuando nos ocurre algo «fuera de lo que nos han contado (me refiero a algo «malo»= dolor) nos sentimos «solas», porque parece que sólo nosotras le ponemos la nota negativa a esta nueva profesión. No se si deberíamos hablarlo en las cenas, pero está claro que las clases preparto no son lo que deberían. Si te animas a escribir artículo/s, tu que estás más en contacto con mamás que tienen sus propias situaciones, no dudes en enviármelo y lo subiré (hola@melaiglesias.com). Un abrazo! Y que se pase lo antes posible las pupas que sufres con Enzo 🙂

  6. Creo que de la maternidad nos dan demasiada información! Todos opinan y te dicen lo que va a pasarte! De lo que pienso que NO NOS HABLAN, es de lo difícil que es llegar a ser madres. Del tabú enorme de las Pérdidas Gestacionales, de la poca importancia y el cero apoyo social y psicológico que le dan… con una palmada y un «Hey! No llorés, que ya vendrá otro» te mandan para casa… Cuando ese iba a ser ya el otro, y quizás el otro de otro más!
    Perder un ser tan deseado no vende pañales ni leche de fórmula…
    Ser madre duele. Yo también perdí el glamour… Los poco sexy aros de lactancia, pasar a un quinto plano, los cansancios constantes… Innumerables los detalles, pero ser madre es MARAVILLOSO.
    Besos a los tres. Simón es precioso.
    Paola

    1. ¡Ahí está Paola! Antes de nada, no lo sabía, lo siento mucho 🙁 Parece que si no se consigue embarazarse al primer intento, todas las demás opciones te hacen una «mamá» de segunda. ¡¡Y no lo es!! Las mamás somos todas aquellas que queremos tener un hijo y hacemos y sufrimos lo imposible por conseguirlo.
      No encuentro otro motivo mejor de dejar ser sexy que por ser mamá.
      ¡¡Un abrazo enorme, os deseo lo mejor!!

  7. Pingback: ¡Soy madre! Tengo un hijo, no había caído... Historias de maternidad.

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